Las peculiares vallas de Nueva Zelanda
Algunos neozelandeses tienen una forma peculiar de deshacerse de los objetos que ya no utilizan: los cuelgan en vallas. Desde sujetadores y zapatillas hasta cepillos de dientes pueden verse colgando a lo largo de kilómetros en vallas junto a las carreteras. En un país con tan poca densidad de población como Nueva Zelanda, quizá conducir atravesando caminos adornados de objetos cotidianos coloridos les ayuda a sobrellevar la soledad de la carretera.
El caso más famoso es el de la Valla de Sujetadores de Cardrona, en Central Otago. Todo empezó cuando, durante las Navidades de 1998, alguien encontró cuatro sujetadores colgando de una valla cercana al Hotel Cardrona, sin que todavía se hayan esclarecido los motivos. Pronto, el rumor se extendió y empezaron a aparecer más sujetadores. En febrero del año siguiente se llegaron a contar más de 60, pero alguien debió de sentirse ofendido y, de la noche a la mañana, desaparecieron todos. La prensa local difundió la noticia y los sujetadores volvieron a aparecer, de forma que en octubre del 2000 había unos 200.
De nuevo, alguien anónimo se dehizo de ellos. El suceso, esta vez, fue difundido por las noticias de todo el país y, en poco tiempo, los sujetadores invaderon otra vez las vallas, pero ahora de forma mucho más masiva, hasta convertirse en una atracción turística. Desde que se hizo famosa, la cadena de sujetadores ha sido saboteada en varias ocasiones por haters, pero al final siempre vuelve a resurgir.
También es popular la valla de cepillos de dientes localizada junto a una tranquila carretera rural en Te Pahu, cerca de Hamilton. Desde que el artista y político Graeme Cairns la creó, su popularidad ha ido creciendo poco a poco y, hoy en día, gente de todo el mundo acude a visitarla. Incluso celebridades como el actor Bret McKenzie o la ex primera ministra Helen Clark han dejado en ella sus cepillos usados.