El paisaje fantasmagórico del lago Natron
El lago Natron, situado al norte de Tanzania, es uno de los lugares más inhóspitos del continente africano. Sus aguas, teñidas de rojo debido a la presencia de cianobacterias con esta pigmentación, presentan un alto nivel de salinidad y unas temperaturas de hasta 60 ºC. El carbonato de sodio que surge de los géiseres decora la superficie del agua formando espirales blancas y contribuye a cubrir las orillas con sedimentos espumosos de los que se alimentan algunas plantas halófitas.
A pesar de estas difíciles condiciones, algunas especies de animales han encontrado su lugar. Es el caso de una amplia variedad de invertebrados, de peces especializados en ecosistemas hipersalinos e incluso de flamencos, que se alimentan de las algas rojizas filtrando las aguas alcalinas con su pico. Más de dos millones de ejemplares de estas aves acuden al lago Natron cada año en época de cría. El entorno hostil actúa como barrera disuasoria ante los posibles depredadores.
Cuando los animales mueren en el lago, sus cuerpos se convierten en una especie de estatuas fantasmagóricas perfectamente conservadas debido a la calcificación. «Nadie sabe exactamente como mueren estos animales», explica el fotógrafo Nick Brandt. «Parece que la naturaleza extremadamente reflectante de la superficie del lago los confunde y, como aves estrellándose contra ventanas de cristal, se estrellan contra el lago».