¿Es la música un idioma universal?
«La música es el lenguaje universal de la humanidad», decía en el siglo XIX el poeta estadounidense Henry Wadsworth Longfellow. Un reciente estudio de Harvard ofrece nuevos datos sobre esta cuestión. Según sus autores, su investigación demostraría que cualquier persona en el mundo, sin importar su origen cultural, puede identificar el tipo de música de entre una de las siguientes categorías: canciones de cuna, de baile, canciones románticas o canciones que podrían sonar en un ritual de sanación. Los resultados sugieren que la música estaría profundamente enraizada en la naturaleza humana trascendiendo fronteras culturales.
«Parece que todos los humanos hacen música de una forma u otra», afirma el psicólogo co-autor del estudio Samuel Mehr. «Pero no hay evidencia empírica sobre si los diferentes estilos de música comparten características en todas las culturas. Un modo de probarlo es con este tipo de experimentos y los resultados indican que, en algunos casos, la respuesta es sí.»
En este experimento de amplio alcance, 750 participantes online de 60 países diferentes escucharon extractos breves de canciones de 90 sociedades de distintas partes del mundo, incluyendo de bandas de cazadores recolectores, de tribus trashumantes y de campesinos que practican agricultura de subsistencia. Los participantes contestaron a cinco preguntas, valorando cada melodía en una escala de seis puntos de acuerdo con la función que le atribuían: para bailar, para tranquilizar a un bebé, para curar una enfermedad, para expresar amor o para llorar la muerte de un ser querido.
Mehr aseguró que los datos de la investigación muestran que, a pesar que los participantes desconocían las culturas del estudio y su música, pudieron identificar de forma consistente las funciones de cada canción, resultados que sorprendieron bastante a los expertos. Mehr, Glowacki y Krasnow consultaron primero a académicos, incluyendo etnomusicólogos, teóricos de la música, compositores, intérpretes, psicólogos y científicos cognitivos, sobre si creían que la gente podría identificar los tipos de canción. Mehr explica:
Les contamos la idea en la que se apoya el experimento: imagina que cuentas con tiempo y recursos ilimitados y que tienes la habilidad de grabar cada canción que ha sido creada por cada cultura y que puedes hacer que gente de todo el mundo las escuche. ¿Reconocerían si se trata de una nana o de una canción para bailar? La respuesta predominante, sobre todo entre los etnomusicólogos fue que no. Y no solo eso, sino que predijeron que las respuestas serían inconsistentes unas con otras. Y eso no es lo que hallamos nosotros.
Marving Singh, biólogo especialista en evolución humana, quiso hacer hincapié en si los oyentes podían reconocer ciertos aspectos no musicales de las canciones. Por ejemplo, las canciones de cuna suelen ser cantadas por mujeres, mientras que en las de baile a menudo participa un grupo. «La pregunta que nos hicimos a continuación fue cómo era posible que esto ocurriera», apunta Singh. «¿Cómo puede un tipo de Florida reconocer una canción de baile de una tribu de cazadores recolectores del sudeste asiático si no sabe nada de esa cultura?»
Para investigar esto, el equipo llevó a cabo un segundo estudio. Esta vez preguntaron a los oyentes acerca de las características tanto musicales como contextuales, desde el género y el número de personas involucradas hasta el tempo y la complejidad melódica de la canción. «A partir de esto, obtuvimos un análisis rudimentario de cada canción», explica Mehr. «Parece que con este tipo de preguntas sencillas el grado de coincidencia es muy alto. Incluso con caracteristicas subjetivas como la complejidad melódica, los encuestados tienden a hacer valoraciones similares».
Cuando combinaron los datos de los dos estudios, los resultados señalaron que los encuestados fueron capaces de reconocer que las canciones con las mismas funciones comparten características similares: las canciones de cuna, por ejemplo, suelen ser más lentas y melódicamente más simples que las canciones de baile, lo cual sugiere que hay algo en la interpretación de estos rasgos musicales que va más allá de las fronteras culturales.
En estudios anteriores sobre la posible universalidad de la música se utilizaba una muestra reducida de culturas y no se categorizaban los diferentes estilos de música de forma sistemática, según Mehr, quien subrayó la importancia de contar con una amplia colección musical prodecente de la base de Natural History of Song, un proyecto de Harvard que recopila de manera rigurosa grabaciones de todo el mundo junto con análisis etnográficos. Aun así, Mehr reconoció que el estudio podría tener ciertas lagunas:
Uno de los puntos débiles del estudio es que la muestra de oyentes es de gente de internet, es decir, que tienen acceso a cosas como YouTube. ¿Nos están diciendo los resultados algo acerca del funcionamiento de la mente humama o simplemente nos indican lo que los oyentes modernos conocen de la música del mundo?
Para solucionar esto, el equipo está trabajando en traducir los estudios a más de doce idiomas y preparan experimentos online en muchos más países. Manvir Singh y Luke Glowacki también planean aplicar el estudio fuera de internet llevando los extractos de canciones a miembros de pequeñas comunidades de países como Indonesia o Etiopía. Con estos datos, según Mehr, estarían más cerca de dar una respuesta al debate de la universalidad de la música:
Esa es la parte más excitante. Se trata de individuos que han sido expuestos de forma limitada a la influencia de internet, de la radio y de la cultura occidental. La única música que conocen es su propia música. Averiguaremos si comparten las mismas concepciones de la forma y función de las canciones con los sujetos angloparlantes de la primera parte del estudio. Este tipo de investigación transcultural acerca del comportamiento humano es el primer paso para desarrollar una nueva ciencia de la música.
Lo que está claro es que los gustos musicales no son universales. Porque yo al reggaeton lo metería en la categoría de «música para invocar al diablo»… pero la mayoría de la humanidad está en mi contra
Interesante estudio que confirma algo que se podia intuir. Respecto al Reagaeton, no son tantos a los que les gusta, son muy ruidosos. Bromeo, pero en toda broma hay algo de verdad