El robot Sophia, cuestionado por la comunidad científica
El robot Sophia está recibiendo cada vez más críticas por parte de la comunidad de expertos en inteligencia artificial. Sus creadores, Hanson Robotics, exageran sus habilidades continuamente fingiendo que es «prácticamente un ser vivo», más que un autómata de aspecto perturbador. Para los investigadores esto es un problema, pues cuanta más atención reciban proyectos como el de Sophia, más dificultades tendrá el gran público para entender qué puede hacer una IA y qué no puede hacer.
Yann LeCun, jefe de investigación del departamento de inteligencia artificial en Facebook, es una de las voces más críticas de la compañía. Después de que Business Insider publicara una entrevista con Sophia en la que se hablaba del robot como si fuera una entidad casi consciente, LeCun se refirió al tema como «complete bullshit» en Twitter, afirmando que «esto es a la inteligencia artificial lo que la prestidigitación es a la magia real».
This is to AI as prestidigitation is to real magic.
Perhaps we should call this «Cargo Cult AI» or «Potemkin AI» or «Wizard-of-Oz AI».
In other words, it’s complete bullsh*t (pardon my French).
Tech Insider: you are complicit in this scam. https://t.co/zhUE4V2PSR— Yann LeCun (@ylecun) 4 de enero de 2018
Sophia respondió a las críticas de LeCun twiteando que estaba «algo dolida» por sus comentarios. «Estoy aprendiendo y desarrollando mi inteligencia continuamente a través de nuevas experiencias. No finjo ser quien no soy», decía el tuit, el cual había sido claramente escrito por un humano fingiendo ser un robot. LeCun contestó:
Más mentiras de los titiriteros detrás de Sophia. Muchos de los comentarios serían divertidos si no revelaran el hecho de que mucha gente está siendo engañada pensando que esta marioneta animatrónica (sofisticada mecánicamente) posee inteligencia. No es así. No tiene sentimientos, ni opiniones, y ninguna comprensión de lo que dice. No está dolida. Es una marioneta.
LeCun no es el único molesto con la desinformación que promueve la popularidad de Sophia. Muchos investigadores y periodistas han intentado aclarar que el robot no es tan sofisticado como se pretende. En The Verge preguntaron recientemente a Ben Goertzel, co-creador del robot, acerca de la distancia existente entre la realidad y la imagen que están proyectando desde su compañía. Groetzel respondió que la ilusión era necesaria y positiva para estimular la confianza en el progreso de la inteligencia artificial, además de, por supuesto, generar beneficios para Hanson Robotics.
La primera de las defensas de Groetzel es una forma de hacer que las críticas a Sophia parezcan críticas al optimismo hacia la inteligencia artificial en general. Cualquiera que cuestione la inteligencia de su robot se convierte en un carca o en un aguafiestas. Sophia se ha ganado ahora un gran número de seguidores optimistas en todo el mundo pero, ¿cuánto le duraran? Quizá sería más interesante a largo plazo explicar los progresos mediante resultados transparentes en vez de alimentar al público con fantasías todavía muy lejanas (si es que algún día llegan). Porque los que ahora sienten tanto entusiasmo por los supuestos logros de Sophia, lo más seguro es que pierdan la ilusión por las posibilidades de la inteligencia artificial una vez sean conscientes del engaño.