La clave del lenguaje podría hallarse en el arte rupestre
¿Cuándo y cómo desarrollamos los humanos el lenguaje? Para averiguarlo, deberemos buscar en las profundidades de las cuevas, según un nuevo artículo de Shigeru Miyagawa. El lingüista y catedrático del MIT asegura que algunos rasgos específicos del arte rupestre podrían aportar pistas sobre cómo evolucionaron las capacidades simbólicas que nos permiten usar el lenguaje.
La clave de la idea reside en que las pinturas rupestres a menudo están localizadas en «puntos calientes», donde el sonido resuena de forma intensa, como han observado los académicos. Estas pinturas se encuentran en partes más profundas de las cuevas, donde es difícil acceder, lo cual indica que la acústica era un factor importante que nuestros antepasados tenían en cuenta a la hora de decidir dónde plasmar su arte. Por ello, Miyagawa y su equipo barajan la posibilidad de que algunas partes de las pinturas representen los sonidos que los primeros humanos generaban en esos puntos.
Esta confluencia entre sonido e imagen es lo que los autores del estudio califican como transferencia intermodal de información, una convergencia entre información auditiva y arte visual. «El arte rupestre contribuyó al desarrollo del procesamiento cognitivo en el homo sapiens, permitiendo a los primeros humanos mejorar sus habilidades para poder canalizar su pensamiento simbólico», explica Miyagawa.
Los artistas de las cuevas, por consiguiente, no trataban tan solo de decorar sus viviendas por capricho ni de dar rienda suelta a su imaginación por aburrimiento, sino que estaban inmersos en un proceso comunicativo. «Creo que está muy claro que estos artistas estaban hablando entre sí», asegura Miyagawa. «Se trata de un esfuerzo comunitario».
El nacimiento del lenguaje en la historia humana no está claro. Se estima que nuestra especie surgió hace 200000 años y que comenzamos a usar el lenguaje hace 100000. «Es muy difícil comprender cómo el lenguaje humano evolucionó, ya que no sabemos nada del 99’99% de lo que ocurría en esos tiempos», comenta Miyagawa. «Como suele decirse, el lenguaje no forma fósiles para poder ser estudiados, pero quizá en estas pinturas podamos descubrir algo de los inicios del homo sapiens y de su capacidad para manejar símbolos».
Aunque los casos más estudiados de arte rupestre se encuentran en España y Francia, se pueden hallar ejemplos en todo el mundo. Por ejemplo, los grabados geométricos en piezas de ocre encontrados en la Cueva de Blombos en Sudáfrica de hace 70 000 años, podrían ser un indicio de la evolución del pensamiento simbólico, una capacidad cognitiva que pronto se propagaría por el resto del mundo.
¿Pero qué estaba ocurriendo exactamente en las cuevas donde la gente emitía sonidos que después representaban mediante imágenes en las paredes? En algunas cuevas, el 90% de los dibujos están relacionados con animales con pezuñas. Algunos académicos han sugerido que los «puntos calientes» acústicos de estas cuevas podrían haber sido utilizados para replicar los ruidos de pezuñas golpeando contra el suelo.
Estas pinturas de animales podrían ser registros de conocimiento, representaciones de historias o partes de rituales. En cualquiera de estos escenarios, Miyagawa destaca los paralelismos con las propiedades del lenguaje. «La acción, los objetos y la modificación» corresponderían a los verbos, los sustantivos y los adjetivos. El arte rupestre basado en la acústica influyó en la formación de nuestra mente cognitiva y simbólica», afirma el catedrático japonés.
Si el arte rupestre está implicado en el desarrollo del lenguaje humano, encontrar y datar con precisión las pinturas más antiguas nos ayudaría a situar el origen del lenguaje, el cual podría haber tenido lugar en una fase temprana de nuestra historia. De este modo, el arte no ocuparía un lugar marginal en nuestra cultura, sino una parte central en la formación de nuestras habilidades cognitivas.